Voces protagonistas de la tragedia

27.08.2013 00:45

(Por Mailén Salemme) A las 9.40 del martes 6 de agosto Rosario dejó de ser la misma, cuando le tocó vivir la tragedia más grande en su historia. Un edificio de nueve pisos ubicado en la calle Salta al 2141 se derribó completamente, producto de un escape de gas que provocó una explosión que se sintió en todos los puntos de la ciudad. Los primeros momentos fueron de caos y confusión total. Lo que vendría sería el trabajo de rescatistas y bomberos que, durante una semana, trabajaron para encontrar a las 21 víctimas.

 Durante esos días de búsqueda y desesperación prevaleció la gran unión entre todos los habitantes de Rosario, los bomberos, rescatistas, redes solidarias, voluntarios y miles de personas dispuestas a ayudar, que mantuvieron la esperanza de encontrar a alguien con vida bajo los escombros. Aunque el resultado no fue el que se esperó, lo rescatable fue el gran trabajo que se realizó en el lugar, y sobre todo la prolija organización.

 Según Raúl Rainone, director de Defensa Civil, esto se debió a la existencia de protocolos, según declaró en una conferencia brindada en Tea Rosario: "Estos refieren a un instrumento de organización a partir de una determinada situación que genere algún riesgo en la vida de las personas y que permite agrupar todas las áreas operativas para poder trabajar en conjunto. Fundamentalmente para tener una organización y así poder desenvolverse ordenadamente en el momento del desastre".

 Rainone aclaró que estas cuestiones protocolares se generan en base a los factores de riesgo que definen que puede ocurrir algo que deje como consecuencia una o varias víctimas. "Visualizar estos factores nos permite ver qué es lo que tenemos que hacer para reconocer las consecuencias", declaró. Lo que tuvo de particular este siniestro es que juntó a todos los protocolos existentes, lo cual llevó a una organización más compleja.

 Por su parte, Leonardo Caruana, secretario de Salud municipal, estuvo de acuerdo en que la situación se dio de esa manera porque desde el inicio “se trabajó en equipo”. Caruana aseguró: “Es muy difícil que esta situación se haya resuelto e intervenido de esta forma si no hay una organización previa presente en todas las disciplinas que participaron. Una crisis o una tragedia no se organiza si no hay antecedentes y una conciencia de trabajo colectivo, como también una organización y un estado eficaz para poder resolverlo”.

 Caruana también aclaró que, minutos después de la situación, la cantidad de ambulancias de alta complejidad se fue incrementando hasta llegar a casi 40 móviles en las zonas afectadas. También se contó con la activación de toda la red sanitaria pública y privada para poder atender a los pacientes en estado crítico: “De las 62 personas que ingresaron a terapia intensiva, ninguna falleció en el camino ni en las horas posteriores. Esto habla de la capacidad resolutiva del traslado y de la eficacia de la intervención y el abordaje en situaciones críticas en nuestros hospitales y sanatorio”.

 “Desde un primer momento se buscó que el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario (Cemar) sea un área de información y recepción de las demandas de los familiares de las 62 personas internadas. Y por otro lado, la confección de una lista única de las personas no encontradas o ausentes”, relató el secretario de Salud que aseguró que esta organización “transformó la organización del Estado de este evento en una vidriera de cara a la sociedad”.

 Quienes también contaron con largas horas de expectativas y desvelos, sobre todo en los primeros días, fueron los periodistas. Tanto locales como nacionales, los comunicadores se hicieron presentes en el lugar de la tragedia minutos después de la explosión y fueron testigos de todos los movimientos que se realizaron en el lugar.

 “La fortaleza en el proceso de la construcción de la información fue la transparencia con la cual nos manejamos. Los periodistas locales fueron aliados, ellos comprendieron el proceso y la sensibilidad de la información que teníamos. La primicia y la competencia dejó de ser algo importante, y esa información que genera la primicia pasó a tener un valor sensible y ético”, explicó Pablo Maino, coordinador de Comunicación en la Secretaría de Salud Pública.

 Maino aclaró que se intentó manejar la regla del juego oficializando el anuncio a todos los medios presentes, generando una conexión en donde todos comprendieron la magnitud de la situación. “Sobre todo generó un vínculo de confianza muy fuerte con los familiares, a quienes siempre se les informaba primero de la situación”, recalcó.

 Los grandes protagonistas de esta búsqueda fueron los bomberos, tanto zapadores como voluntarios, que rápidamente acudieron al lugar del incidente para comenzar la búsqueda y el rescate de las víctimas durante una semana ininterrumpida. Luciano Salazar es el jefe de Bomberos Voluntarios de Rosario y confesó que fue testigo de cosas que, hasta ese momento, no había vivido en su ardua profesión: “Hubo situaciones muy complejas, sobre todo los primeros días donde era inevitable el cruce con los familiares. En lo personal nunca me había pasado que los propios familiares nos venían a brindar apoyo y palabras de aliento para que sigamos con nuestro trabajo. Son cosas que, por lo general, cuando hay siniestros con víctimas, la situación es completamente distinta”.

 La tragedia de Salta y Oroño tuvo un impacto nacional muy grande, muchos medios locales y nacionales cubrieron la noticia. “Los periodistas locales le marcaron la cancha a los periodistas nacionales”, comentó Maino en cuanto a la cobertura periodística de todo el país. Tanta repercusión tuvo este siniestro que dejó a las elecciones en un segundo plano, incluso los propios candidatos suspendieron sus campañas el martes 6 de agosto, cuando todavía faltaban cinco días para las elecciones.

 El país lo miró, pero Rosario lo sintió. En cada rincón de la ciudad estuvo presente una tristeza que sólo los rosarinos pueden explicar. Fue hasta el último minuto, cuando el lunes 12 de agosto se encontró a la víctima número 21, que la esperanza permaneció latente en cada uno de los habitantes. “Para todos los que trabajamos ahí todos los días fue una situación demasiado angustiante. Fue una semana de mucho aprendizaje en medio de la angustia”, reflexionó Pablo Maino.

 Ese martes 6 de agosto Rosario cambió, una parte de la ciudad vecina al Río Paraná se fue. Durante esa semana la ciudad dejó una enseñanza y demostró que los héroes no tienen superpoderes ni vuelan. Los héroes se visten de amarillo y llevan casco. Los héroes no tienen edad ni color. Los héroes están ahí "por si se necesita una mano", un café, un plato de comida o simplemente una palmada de aliento. En esa semana no hubo banderas más que la celeste y blanca. La tragedia de Salta 2141 dejó dolor y desesperación pero también dejó esperanza, fuerza y unión. Por eso, hoy, cuando ya todo parece haber terminado, está en cada uno elegir con qué quedarse.

Volver

Buscar en el sitio

Quince en Uno - Rosario, Argentina. © 2013 Todos los derechos reservados.