Vivir para jugar, viajar para soñar y amar

26.08.2013 21:38

 

 

(Por Melisa Concepción) Carolina Ciarrochi nació hace 26 años en Cañada de Gómez. Al terminar la secundaria pensó que Rosario era el lugar indicado para establecerse y estudiar una carrera. Fue así que se instaló en la ciudad y comenzó a estudiar Ingeniería en Sistemas. Sin embargo, a mitad de camino entre el estudio y el título pudo ver que su futuro no era ése y abandonó la universidad. 

 “Desde que vine a Rosario en paralelo con la carrera estudiaba en la Escuela de Arte Urbano, monociclo, telas, clown, zanco, malabares. Siempre salía mi niña interior”, relató en el comienzo de la entrevista Caro, como la llaman en su círculo íntimo. La carrera estructurada que había elegido tenía poco que ver con las actividades que ella realizaba en su vida.

 “En 2009 me fui a vivir una experiencia circense con una amiga. Conocía a la mujer del dueño del circo Hermanos Tejedor y le pregunté si podía ir y me sumé. Estuvimos un mes y medio en carpa”, recordó con una sonrisa pícara, que le trajo otros recuerdos a su mente. Contó que vendían panchos, gaseosas y pochoclos e incluso en algunas oportunidades salieron vestidas de payasas en algunas funciones.

 En 2010, Ciarrochi recordó que hizo un viaje a Machu Picchu y le tocó estar en el aluvión que se produjo: “Yo me quedé varada en Cuzco, que es una ciudad grande, y estaba todo organizado por la iglesia del lugar. Pero algunos compañeros quedaron varados en Aguas Calientes y tuvieron que ser rescatados por los aviones”. Tras esa experiencia relató que finalmente una vez que llegó a Rosario se decidió por dejar la carrera y hacer lo que verdaderamente le gusta: viajar, jugar y sacar su niña interior.

 Fue así que en 2011 la llamaron nuevamente del circo Hermanos Tejedor para comentarle que dentro de las funciones estaban armando un espectáculo de patín sobre hielo y recordaron que ella patinaba, pero sobre ruedas. “Me llamaron y dije que no sabía nada sobre hielo, que hice ocho años patín pero sobre ruedas -dijo Carolina Ciarrochi-. Me respondieron que había un mes de práctica antes de empezar, así que acepté”. Interrogada sobre cómo es la vida en un circo, causó sorpresa que contara que vivían en hoteles, cabañas y departamentos. Y sumó que sólo el personal estable vive en las famosas casas rodantes que caracterizan a los circos.

 La primera función de Caro en el circo como patinadora comenzó en julio de 2011 en Villa María, Córdoba. “La primera vez que salí con 2500 personas sentía muchos nervios. Atrás del telón, esperando la apertura, lo primero que pensaba era en no caerme”, sintetizó. Y agregó que ese trabajo lo hizo durante varios meses hasta que en noviembre de ese mismo año, luego de presentarse todas las semanas con una función, los sábados con dos y los domingos con tres (en lugares como San Francisco, Rafaela, Santa Fe y San Nicolás), sintió que eso ya no daba para más y decidió retirarse.

 Así es como comenzó uno de los capítulos más fascinantes en la historia de su vida. “Hace años que estoy en pareja y Gonzalo me bancó muchas cosas. Juntos venimos preparando un proyecto en el cual comenzamos a trabajar ya hace un año y medio. En mayo nos compramos nuestro motorhome y estamos preparando un viaje por Latinoamérica”, explicó la oriunda de Cañada de Gómez.

 Hace tiempo que vienen juntando dinero para poder cumplir el sueño de ambos. “Durante el verano de 2012 nos volvíamos todos los fines de semana a Cañada a lavar autos, vendimos empanadas en Rosario, pintamos departamentos e hicimos de serenos en una casa”, ahondó Caro. La idea en primer lugar era viajar por viajar, pero ahora se encuentran en la finalización de un proyecto para llevar consigo por toda Latinoamérica.

 “Estamos ultimando un proyecto lúdico para llevar con nosotros”, detalló. Con ayuda del Rotary Club de Capitán Bermúdez, que armó tres ludotecas, la pareja se encuentra equipando el motorhome para llevar una biblioteca de juegos consigo. “Queremos llegar a las escuelas rurales, de pocos recursos, de las distintas ciudades y países  para que los chicos se puedan conectar a través de los juegos  con su niño interior”, señaló la joven emprendedora.

 El viaje que comenzará la pareja en poco tiempo tiene como nombre “Zarpeando Latinoamérica”, porque lo que quieren hacer, según Caro, es “salpicar distintos países” y dentro de ello se encuentra el proyecto lúdico denominado: “ArrojAndo Risas”, que consiste en talleres de música, teatro, malabares, plástica y literatura, dividido por edades: de 3 a 5, de 6 a 9 y de 10 a 12 años.

 Caro y Gonzalo se encuentran en Cañada de Gómez despidiéndose de amigos y familiares y esperan que para fines de septiembre puedan pisar la ruta a bordo de su motorhome y comenzar a vivir el sueño que comparten desde hace tiempo. “La fecha exacta de salida no la tenemos todavía porque va a depender de cuando sintamos que nuestra casita esté lista para salir al cien por ciento”, finalizó entusiasmada Ciarrochi.

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