Un conflicto social que afecta a muchos

17.06.2013 22:27

 

La violencia y los abusos son avalados por la falta de leyes y regulaciones para el vulnerado sector de los cuidacoches

 

(Por Sabrina Benítez y Alina Dondo) Desde hace varios años las calles de Rosario se poblaron de personas que toman como función cuidar los autos de aquellos que concurren a diferentes eventos, se dirigen a su jornada laboral o simplemente a realizar algún trámite de pasada. Esta actividad no está regulada en la ciudad. Los cuidacoches, muchas veces, abusan de los dueños de los autos y exigen una tarifa fija cuando sólo deberían, al menos, cobrar dinero a voluntad.

 Ante este doble conflicto, los ciudadanos generalmente recurren a una denuncia telefónica a diferentes organismos municipales. La Guardia Urbana Municipal (GUM) al igual que Control Urbano son los encargados de mediar en este problema. En su mayoría, sucede los fines de semana o en eventos masivos tales como los recitales más convocantes.

 Por otro lado, la regulación es un tema pendiente para el gobierno de la ciudad. Ya que, en este caso, el concejal por la Unión Cívica Radical (UCR) Jorge Boasso ha presentado dos tipos de proyectos para solucionar los abusos en las tarifas que tienen que ver con la identificación de las personas que realizan este oficio.

 Sin embargo, desde el oficialismo nunca tuvo el visto bueno para la promulgación de la iniciativa y posterior sanción municipal. Viviana Foresi, concejala por el bloque socialista sostuvo: "Hoy preferimos esta situación de controlar a los violentos y que aquellos más pacíficos puedan convivir con los automovilistas".

 Uno de los proyectos del concejal radical refiere a la creación de un registro formal de los cuidacoches mediante la utilización de una credencial (con foto, número de registro y datos personales) y una casaca, como así también la zona en la que se desempeña habitualmente. "Los desmanes siguen en la calle porque no hay regulación, con esta si tenés un apretador está identificado -justificó-. De otra manera desaparecen y no los encontrás más".

 Foresi explicó la negativa de su bloque ante este registro: "Nosotros tenemos una responsabilidad mayor como concejales. No es sólo presentar proyectos sin pensar en su implementación y lo que le significaría a la gestión". Además, agregó: "Formalizar esta labor es cargar de toda esa responsabilidad a la Municipalidad que podría hacerlo de otra manera". Esto incluiría cargas legales: "Se puede pasar a requerir un trabajo formal porque un registro implicaría dar un derecho desde la formalidad".

 A partir de esto, la concejala añadió que actualmente asociaciones cooperadoras tomaron algunos espacios concretos de la ciudad para beneficio de instituciones ya existentes como el Hospital de Niños Zona Norte. Esta iniciativa se asemeja mucho al segundo proyecto de Boasso: Cuidacoches solidarios, que consiste en otorgar a instituciones de bien público el derecho de disponer de espacios emblemáticos para realizar esta actividad, utilizando las ganancias para obras benéficas. 

 "Está por ordenanza, no pueden cobrar lo que quieren. Tienen horarios y tarifas", puntualizó Foresi. Además, en caso de hechos de violencia tienen una identificación del lugar al que pertenecen, por lo que garantizan más seguridad. "La idea es extenderlo a distintos lugares donde haya mucha concentración de automóviles", sumó. Asimismo, dijo que los alrededores del Parque España se agregaron a esto por ordenanza para ganancia del Complejo Cultural allí ubicado. Sin embargo, esto aún no funciona.

 Los alrededores de las canchas de fútbol son las zonas de mayor convocatoria pero también las más conflictivas. Es por esto que Foresi explicó: "No podemos exponer a los chicos de las cooperadoras a la violencia, y arriesgarlos a que pueda pasarles algo verdaderamente grave". De acuerdo con esto, el concejal Boasso denunció que en estos casos el tema cuidacoches está directamente relacionado con las barras bravas de los equipos rosarinos. "Son mafias, te exigen una cantidad de dinero y luego de pagarles desaparecen", protestó.

 Mientras tanto desde Control Urbano se indica que casi no existen denuncias en este ámbito. "La gente de los domingos sabe el dinero que tiene que llevar para los cuidacoches, lo tiene asumido", remarcó César Beccaria, supervisor del turno mañana de Control Urbano. No obstante, reconoció que en aquellos eventos también realizados en estos sitios, que nada tienen que ver con el fútbol, sí existen denuncias y mayores abusos por parte de los trapitos de turno.

 Por su parte, Boasso resaltó que no existen proyectos superadores a los suyos. "Hace 24 años que gobierna el socialismo y se le agotaron las pilas. Creen que los únicos proyectos que pueden servir son los de ellos". Foresi respondió: "Cuando no sos oficialista no te importa nada, presentás la iniciativa para quedar bien y que se arreglen los demás".

 En ese marco, a raíz de un proyecto presentado en el año 2010 por el Concejo de Rosario que planteaba instaurar estacionamiento medido detrás del Distrito Centro, un grupo de cuidacoches que ejercía este trabajo en la zona decidió formar una cooperativa. Este proyecto fue llevado adelante con el asesoramiento de la Subsecretaría de Economía Solidaria. Desde este ámbito, Susana Bartolomé habló del apoyo que se les brindó y en qué estado se encuentra la cooperativa hoy.

 "Si ellos tenían formada una organización que les permitiera comercializar iban a poder presentarse como una alternativa para ese sector", explicó Bartolomé. Es decir, el proyecto de estacionamiento pago no especificaba quién debía cobrarlo sino sólo que la zona tenía que dejar de ser pública. A partir de esto, la cooperativa Julio Cortázar, como se la llamó, en caso de que esto prosperara iba a aparecer como primera alternativa de cobro.

 Sin embargo, la iniciativa municipal no avanzó, por lo que se perdieron los rastros de la cooperativa. "La necesidad que ellos tenían era no ver amenazada su fuente de ingreso, al diluirse esta amenaza se diluyó su estrategia", manifestó la mujer. Asimismo, Bartolomé aseguró que la idea fue excelente, que lo lograran fue muy bueno pero "el problema fue que no les resultó".

 Actualmente, los cuidacoches no sienten esta necesidad de cooperar entre sí sino que al tratarse de un sector muy vulnerado la confianza está deteriorada. "En todos los ámbitos está rota y más cuando hay dinero de por medio", amplió. No obstante, la funcionaria destacó la gran organización que existe entre estas personas a la hora de distribuirse los sectores de cuidado de autos. En ese sentido, sí funciona un lazo fuerte confianza y respeto.

Acción municipal

 Desde Control Urbano, César Beccaria explicó que se realizan operativos programados en los sectores donde se sabe con anterioridad que se ocasionarán conflictos o abuso tarifario. Tal es el caso de la temporada de verano en las confiterías de La Fluvial, donde los inspectores intentan persuadir a los cuidacoches antes de la llegada de la gente. "Lo que teníamos en esa zona era una invasión de trapitos, hacían estacionar los autos en todos los espacios verdes -contó-. Al principio hacíamos operativos todas las noches junto con la policía, que se llevaba varios detenidos".

 Ambas unidades municipales, la GUM y Control Urbano, en este tipo de casos trabajan en conjunto con la policía, ya que los primeros no tienen el poder de utilizar la fuerza, es decir, sólo son inspectores. "Lo que se hace es ir al lugar y mediar la situación, tratamos de darle la chance de que deje de estar en falta", detalló Pablo Gallardo, operador de la GUM. Si la situación es más compleja, acuden a la fuerza policial. Estos suelen llevar detenida a la persona implicada por averiguación de antecedentes.

 Es por esto que se aconseja al ciudadano que se sienta amenazado que realice la denuncia correspondiente para simplificar la comprobación de la extorsión. "Nosotros no estamos autorizados para detenerlos porque no hay nada que lo pueda comprobar, si lo dejaran asentado en la comisaría podría ir preso", sostuvo Beccaria. Por su parte, Gallardo apuntó: "Es la mejor forma de erradicar a estas personas que buscan esto como una cuestión sólo lucrativa y no como un servicio".

 En el 2012 Control Urbano realizó 213 intervenciones en relación a los cuidacoches, mientras que al mes de mayo de 2013 ya se hicieron más de cien, por lo que se presume que los problemas van en aumento. "Este año creció la cantidad de trapitos en la ciudad, esto pasa porque la actividad les reditúa", argumentó Beccaria.

 Por su parte, Gallardo aseguró que "no todos actúan de la misma manera". Tanto la GUM como Control Urbano conocen en profundidad cada sector informal de Rosario. Por lo que están aptos para opinar que desde los cuidacoches existen aquellos que cobran a voluntad. "Algunos están bajo el efecto del alcohol y hay roces, pero otros son accesibles", recalcó Beccaria. Boasso se sumó a este concepto: "Hay trapitos que son correctos, verdaderamente cuidan los autos y no te exigen un pago previo".

 El ejemplo más característico es lo que sucede en el Casino City Center, donde gran cantidad de autos y motos son estacionados fuera de los límites del lugar. Y de igual manera la actitud de los cuidacoches es ordenada, no existen conflictos como rotura de vidrios o rayaduras de autos. Si bien imponen una tarifa fija, ésta es razonable. "Se trabaja mucho y no hay denuncias. Los trapitos se quedan hasta última hora cuidando", especificó el supervisor de Control Urbano.

 Marcelo, cuidacoche del playón del Parque España, contó que se encuentra trabajando allí hace varios meses. "Yo cobro a voluntad, no hay un precio. En otros lados ponen una tarifa fija", explicó. Asimismo, relató que la gente colabora con él con ropa y artículos para sus hijos. "A lo único que le pongo costo fijo es al lavado. Les pido veinte pesos cuando en otros lugares está treinta", reconoció.

 A su cargo tiene más de 150 autos por día, divididos entre las seis playas existentes, trabaja de 8 a 17 horas, la gente ya lo conoce y hasta le abona con anticipación. "Con todos los coches que hay mirá si me voy a preocupar si uno no me deja, capaz después viene otro y me da el doble", finalizó Marcelo.

 Sin dudas, este es un ejemplo de cómo debería ser la situación de los cuidacoches en Rosario. A pesar de que no exista una regulación municipal hay muchas personas como Marcelo que trabajan día a día de la forma que corresponde. Simplemente tratando de percibir un cierto dinero para subsistir a través del respeto al tercero ofreciéndole un buen servicio.

 Si bien la regulación es una cuenta pendiente difícil de lograr, la extensión de las zonas administradas por cooperadoras podrían ser una buena solución para la reducción de los conflictos por las tarifas fijas y la violencia. Sin embargo, mientras las ordenanzas existentes no se hagan cumplir y se aprueben otras la situación no va a mejorar.

 

 

 

 

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