Un camino diferente para cambiar de aire

08.11.2013 01:49

Desde hace tres años la ciudad cuenta con un circuito libre de vehìculos por 28 kilòmetros organizado por la Municipalidad. 

(Por Mailén Salemme) Rosario buscaba cambiar los aires, o por lo menos bajo esa consigna tres años atrás se dio inicio a una nueva forma de pasar los domingos en la ciudad. Empieza a sonreír el sol y las calles comienzan a darle paso a los peatones, que se olvidan de las veredas y ocupan el lugar de los autos. Cuando el reloj da las 8 de la mañana, los carteles que advierten "Hoy no pases con tu vehículo, pasá vos " se paran en el principio y final de cada calle, como un claro mensaje de que los peatones son los que tienen prioridad.

 Y como si todo estuviera ensayado, comienzan a llegar patinetas, bicicletas, atletas de la vida o esos que se entrenan para un desafío mayor, chicos que no tienen que mirar para los dos lados al cruzar porque simplemente se adueñan de las calles, perros con y sin correa, rollers o caminantes que simplemente buscan disfrutar del día.

 Se ven botellas de agua de distintos colores que acompañan la caminata ya que no se observan quioscos o vendedores ambulantes cerca. Algunos optan por el mate, otros simplemente se sumergen en su música y se pierden en la melodía. Se escuchan risas y charlas, algunos hacen paradas en los sillones ubicados en el centro del Boulevard Oroño, quizás para acomodarse y emprender nuevamente el camino o simplemente para descansar observando los árboles que adornan el lugar. Los negocios permanecen cerrados y por la ausencia de los autos se puede apreciar el sonido de los pájaros cantando, ese que muchas veces uno se pierde por los ruidos de la ciudad.

 Pero a pesar de que los peatones toman el lugar de los vehículos, hay reglas de tránsito que cumplir. Es por eso que al llegar a cada esquina, cuando el semáforo da el rojo deben dar paso a los autos que pasan por la intersección del boulevard. "Respetá los semáforos", se escucha decir a una madre a su hijo, próximo a llegar a una esquina en su vehículo de dos ruedas. En algunas esquinas los semáforos son reemplazados por directores de tránsito que casi como un guiño a los peatones dejan que estos pasen más tiempo porque ese día ellos son la prioridad.

 Los 28 kilómetros que mide la calle recreativa se visten con camisetas de fútbol de toda la Argentina, y del mundo también. Los más chiquitos no se privan de esta especie de maratón y hasta se pueden ver cochecitos de dos y hasta tres bebés respirando el aire limpio.

 Pero para aquellos que buscan algo más, en algunas de las esquinas del circuito esperan actividades para los que no se conforman sólo con caminar. Juegos de metegol donde el ganador no se lleva un trofeo pero sí una remera con la leyenda "aire limpio" como souvenir por haber participado, algunas bandas en vivo para aquellos que se olvidaron sus auriculares o clases abiertas de gimnasia. Incluso algunas de estas caminatas fueron hechas con fines solidarios para distintas ONGs e instituciones y obviamente se pueden apreciar demostraciones de artes en casi todas las esquinas.

 La mañana va dando paso al mediodía, los restaurantes y bares de los alrededores empiezan a llenarse y el olor a comida empieza a avisar que dentro de poco los autos volverán a su recorrido habitual. Cuando el reloj da las 12.30 los carteles que impedían el tránsito se corren y la gente vuelve a las veredas. "¿Ya abrieron? Gracias por avisar", se escucha a lo lejos a una mujer agradeciéndole a un chico en bicicleta, que va advirtiendo a algunos distraídos que ya no se puede circular por las calles. Como cada domingo, la cita se renueva y la ciudad vuelve a la normalidad. 

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