Tragedia en Salta 2141: el rol del periodista

26.08.2013 22:29

 

(Por Gisel Morón) Un fuerte movimiento irrumpió la cotidiana mañana rosarina del pasado 6 de agosto. Todo era confusión. Nadie imaginaba la magnitud del hecho. Nadie pensó que iba a haber 21 víctimas fatales. Los medios informaban la explosión de una caldera en Salta 2141. Pero no había precisiones. Sólo personas corriendo, polvo en el aire e imágenes desoladoras. Así comenzaron siete días interminables. Sin duda el siniestro afectó a todo el pueblo de Rosario. Entre ellos, a los periodistas de la ciudad, que desde un principio se encargaron de informar en todo momento.

 

 “Sabíamos que era algo grande porque nos llamaban y decían de una explosión en Salta y Callao, en Urquiza y Oroño, en Catamarca y Balcarce. Era una zona muy grande. Pero nunca pensamos que se había derrumbado un edificio”, recordó Juan Pedro Aleart. El cronista de Canal 3 fue uno de los tantos periodistas que vivió de cerca los días posteriores de la tragedia.

 También fue una experiencia nueva para Gabriela Peralta, movilera de Canal 5 que, al igual que Juan Pedro, no tenía dimensión de lo sucedido. “No pensé que podría haber personas fallecidas, nunca se había producido algo así. Cuando llegué al lugar fue muy evidente que era un desastre”, aseguró la cronista. Y reconoció que sin duda alguna fue una situación única en su carrera.

 Muchas horas eran las que pasaban en la denominada Zona 0 tratando de mostrar lo que sucedía con el mayor respeto. Asimismo compartían momentos con rescatistas, bomberos y familiares que estaban en el boulevard Oroño a la espera de noticias. En ese marco, Aleart reconoció que es inevitable no sentirse conmovido ante semejante situación. “Cómo no te vas a conmover ante una situación de dolor, angustia de tanta destrucción. Porque fue todo destrucción lo que vimos ahí, desde las viviendas, los edificios, las calles, hasta vidas y familias”, agregó.

 Días muy complicados se vivieron en la ciudad. Desesperación, dolor y angustia era lo que invadía las calles rosarinas. “Si tenés un cariño por tu ciudad te afecta, entonces el trabajo se hace difícil porque se mezcla lo emocional”, manifestó Aleart. De la misma forma apuntó que hay que pensar el hecho como una noticia y trabajarlo como tal, con la seriedad que eso implica. “Después llegará el momento de aflojarse y descargarse”, enfatizó.

 Si bien el trabajo del periodista está inundado de momentos críticos, éste fue muy especial. “Fue diferente porque nos puso a prueba. Uno tiene estrategias de trabajo, pero la situación era tan emocionante que todo eso se nos olvidó y empezamos a improvisar sobre la marcha”, sostuvo Gabriela Peralta. Además mencionó la dificultad que presentan momentos como estos en los que uno no puede mantener el rol objetivo y frío en algunos sentidos.

 Desde aquella semana no paran de recibir mensajes de aliento y agradecimiento. Tal como si fueran héroes los vecinos le reconocen el trabajo realizado en un momento tan difícil como el que le tocó vivir a la ciudad. “Desde un principio fuimos conscientes del cuidado que ameritaba el tratamiento de esta noticia. En este caso lo más importante era el cuidado hacia los familiares y la ciudadanía en general. Después venía la noticia”, mencionó el periodista de Canal 3. Además señaló que después de lo acontecido logró entender la dimensión de la función que tienen los medios de comunicación. En hechos como éste es imprescindible la labor que llevan adelante para poder mantener a la sociedad informada sobre lo que sucede.

 Esta cobertura fue acompañada por la palabra de los funcionarios, que hablaban constantemente con la prensa. Esto generó una contención y respeto hacia ellos. En parte el tratamiento que dieron los medios tuvo que ver con la postura de estos. Siempre se mantuvieron los protocolos establecidos y a pesar del concepto de primicia se informaba a través de la palabra oficial. Es así como Peralta recalcó que debieron tener la responsabilidad de no contar ciertos datos sin confirmación de las autoridades, por lo que la responsabilidad civil de la profesión se sobrepuso a la noticia.

 Fueron días interminables los que vivieron los jóvenes periodistas. Apostados en Salta y Oroño trataban de salir al aire de la mejor forma. Las emociones fueron incontrolables, pero al tener la posibilidad de transmitir por momentos era más fácil. Si bien Juan Pedro recuerda una situación en la que el simple ser humano lo conmovió. “Le estaba haciendo una nota a un rescatista que estaba descasando contra la pared. Ahí se acercó un compañero, me empezó a hablar y se emocionó. Y yo lo oculté, pero se me cayeron las lágrimas y era inevitable”, reconoció el joven.

 Cientos de testimonios y anécdotas quedarán en la memoria de cada uno de ellos. Sin dudas es un hecho que será recordado por todos los rosarinos. Cada imagen será difícil de olvidar y, a pesar del paso del tiempo, el dolor continúa transitando las calles de la ciudad.

 

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