Revolución supersónica

Cómo la inmersión de la tecnología en la vida diaria cambió muchas de las costumbres establecidas años atrás.

(Por Santiago Córtez) El paso de los años trae aparejado consecuencias muy variadas. Comenzando desde los estragos que produce en el cuerpo humano, arrugas, huesos y ni hablar del pelo; hasta llegar a todo lo que intercede en la vida cotidiana. Y la principal protagonista de todo esto es la tecnología, la aliada inconmensurable a la hora de generar facilidades, entretenimiento y miles de cosas más.

A la hora de ejemplificar de qué manera la vida cotidiana fue mutando, se pueden citar miles de ejemplos. Lo cierto es que su finalidad siempre tuvo y tiene un rumbo predeterminado: generar sencillez y otorgar aún más comodidad a todas las personas. Actividades, objetos, rutinas y simples acciones que en un tiempo pasado eran costumbre, hoy en día dejaron de serlo, dieron paso al futuro.

Ya de pequeños, quienes fueron fieles espectadores de la famosa serie animada “Los Supersónicos”, imaginaban un mundo con todo lo expuesto allí, de manera fantástica. Y a pesar de estar basado en una serie animada, el mundo actual comienza, de a poco, a mostrar rasgos que tranquilamente encajarían en el guión de cualquier episodio de la misma.

Un clásico hace ya varios años atrás consistía en grabar series, programas o películas mediante el viejo y querido VHS, con la clásica videocasetera. Las personas esperaban impacientes el inicio de su serie favorita para poder comenzar a grabarla. Para el día de hoy, las cosas han cambiado un poco. Los sistemas de DVD, Blu-ray e inclusive las empresas que suministran el cable ofrecen la posibilidad de registrarlas mediante sólo un par de clics.

Algo muy parecido sucedió con los clásico cassettes de música o los denominados CD Player, reproductores de cd portables. Con un tamaño excesivamente grande, aquellos jóvenes con el deseo de escuchar su banda preferida en cualquier momento del día, estaban obligados a cargar con ellos. A todo esto, cabe recordar que su funcionalidad dependía de tener pilas con la carga suficiente.

Actualmente, la función de reproductor de música se puede encontrar en diversos aparatos: celulares, Ipod, Ipad, tablets y sin dejar de lado los tradicionales reproductores de mp3. Y en referencia al tema, los teléfonos inteligentes reemplazaron a la vieja costumbre de cargar con monedas para utilizar algún teléfono público disponible en algún lugar de la ciudad.

Volviendo más en el tiempo, se puede destacar el llamar a una operadora para poder saber la hora exacta. En los días que corren, hasta los prototipos de lentes impulsados por Google nos proporcionan esa información. Y para los románticos, la tarea de escribir a mano una carta de amor ya ha quedado atrás. Los mails, las postales online y, por qué no, las video-llamadas componen las plataformas para dejar salir al Romeo que tienen dentro y declarar su amor.

Las cámaras también han sufrido cambios con el transcurso de los años. En sus inicios, los rollos conformaban el corazón de las mismas. Y sin olvidarse también de la tarea que implicaba la revelación y posterior impresión. A diferencia de esto, las tarjetas de memoria externas se erigieron como la principal fuente de almacenamiento digital, ya sea para fotos o filmaciones.

El campo de la informática es uno de los más sensibles a todos estos avances. Diez años atrás los jóvenes se encontraban con computadoras simples, procesadores limitados y discos rígidos con capacidad de almacenamiento acorde a los archivos que se manejaban en aquellas épocas. Volviendo al presente, los nuevos procesadores de la marca Intel, discos de hasta 3Tb de espacio y monitores que van más allá de la imaginación de uno, se establecieron como estandartes del ambiente.

Todos estos son algunos de los casos que los jóvenes ven día tras día. Y es gracias a ella, la tecnología, que ellos pueden disfrutar de muchas de las comodidades que, tiempo atrás, no existían. El 2013 está en a mitad de camino, y el panorama tecnológico parece ser cada vez más impresionante. Sólo queda esperar y dejarse asombrar.