Revolución de información: El periodismo de datos

25.06.2013 00:45

Ezequiel Clerici en acción.

(Por Santiago Cortez) Ante la vorágine iniciada por la intromisión de la tecnología en el periodismo, los profesionales están obligados a replantear las bases de la profesión. El surgimiento de nuevas ramas es consecuencia directa de estos avances, como el nacimiento del periodismo de datos. Una nueva forma de ver y comprender la información encontrada al alcance de toda la sociedad.

 Con el objetivo de aclarar el panorama, Quinceenuno accedió a una entrevista con Ezequiel Clerici, periodista y miembro de Hacks Hackers Rosario. El experto charló sobre las claves de las nuevas formas de hacer periodismo y explicó la situación actual en la que se encuentran los medios locales respecto a la cuestión.

- ¿Qué es el periodismo de datos?

- Básicamente es periodismo tradicional, de investigación. Particularmente creo que el único tipo de periodismo que existe es el de investigación, que se empezó a desarrollar a partir de la cantidad o de la masividad de datos que corren o que se encuentra a través de internet. Hoy por hoy estamos ante una gran masa de información que va viajando a través de la web, tal vez esa información, si nosotros tuviéramos que analizarla de forma análoga, sería imposible. A través de herramientas web, como softwares para poder limpiar esa información y encontrar indicios que te lleven a contar una historia. Pero también es importante qué historia se quiere contar desde un principio, porque a veces vos te topás con una base de datos, aplicás diversas herramientas para ver qué te dicen esos datos y ahí encontrás una historia, pero la mayoría de las veces se hace al revés. Es eso, hacer un periodismo de mayor precisión, de investigación, utilizando el gran flujo de datos que corre a través de la web y que de otra manera sería imposible de hacer.

-¿Cuáles son las principales diferencias con el periodismo tradicional?

- Tenés grupos de trabajos multidisciplinarios, un periodista ya no trabajaría más solo en su redacción con una determinada cantidad de fuentes, sino que ahora trabaja con un programador y un diseñador. Este sería el caso del equipo más reducido que se puede encontrar, a partir de ahí se genera un intercambio en donde el periodista deja de ser el centro y reparte esa tarea con un programador web y un diseñador gráfico que le da la interfaz visual a esa historia que se quiere contar. El periodista está ahí para hacer el trabajo de investigación en profundidad, para interactuar con las fuentes. Además, es un poco el director del proyecto para la creación de la plataforma. Manejás la parte editorial compartida con esta gente que entiende cómo se trabaja. Se mezclan disciplinas que en un primer momento se piensa que no se tocan, pero que en un contexto adecuado generan historias periodísticas.

- ¿Cuál es la situación del periodismo de datos en Rosario?

- Aquí la situación es prácticamente nula. Lo que nosotros hemos hecho es crear un capítulo de Hacks Hackers, una organización a nivel global que busca generar estos tipos de proyectos por fuera de las esferas tradicionales del periodismo. Yo hace dos años que participo como co-organizador de Hacks Hackers Buenos Aires, y a partir de las diversas experiencias y proyectos como Mapa 76 o Elecciones 2011, y de mantener una relación con ellos, me propusieron abrir un capítulo aparte. Intentamos dar a conocer qué es el periodismo de datos, y qué proyectos se pueden llegar a generar a nivel no solamente mundial sino también local. Nuestra respuesta es siempre llevar adelante proyectos en Rosario pensados para el ambiente local, pero en este caso por ahora lo hacemos todo por afuera de los medios tradicionales, como pueden ser La Capital o El Ciudadano, que no tienen armado un grupo de trabajo.

- Justamente, ¿a qué le atribuís la falta de interés y proyectos en los medios locales?

- Los medios tradicionales no están todavía entendiendo de forma cabal, al menos sus directivos, el momento que está viviendo el periodismo en la actualidad. Son estructuras tan grandes que les cuesta ir generando cambios que les permitan adaptarse a los nuevos tiempos que corren. Los medios tienen gente capacitada, posibilidades de armar los grupos de trabajos también, lo que pasa es que ésto implica una inversión económica de parte del diario, un grupo estable de trabajo que funcione casi como un equipo de investigación periodística, y éso sale plata.

 El profesional aseguró que los empresarios de comunicación siguen aferrados a un modelo de negocio ya obsoleto, aunque afirmó que el cambio que supone esta transformación no es fácil de superar. Los nuevos paradigmas impuestos en los días que corren conforman los principales retos a superar en el ambiente de la ciudad, siempre y cuando exista un apoyo económico, una cualidad indispensable al momento de realizar proyectos.

-¿Qué ocurre a nivel nacional?

- El panorama es moderadamente bueno en comparación con los principales polos de periodismo mundial, con diarios como New York Times, The Guardian o el Boston Globe, pero Inglaterra lleva la posta en este tipo de laburo. Aquí el más avanzado es el grupo de La Nación, el equipo de La Nación Data, son los únicos que hacen proyectos de periodismo de datos en la Argentina, el resto es muy incipiente.

- ¿Cómo ves la situación a futuro?

- Es difícil pronosticar un futuro en el marco en que está transitando el periodismo en Argentina. Muy difícil para hacer buen periodismo, aquí se necesita que se den condiciones que no son excluyentes pero que sí son necesarias, como por ejemplo leyes de acceso público a la información, que no hay a nivel nacional. En Rosario tenemos una, la ordenanza 7249, sobre el acceso a la información pública: la Municipalidad está obligada a darte información, y a partir de allí se pueden hacer proyectos interesantes. El gobierno de Buenos Aires tiene una sección de Open Data donde la liberan para que cualquier persona inicie proyectos y genere, aunque no la llaman de esa forma. Trabajan con datos, los visualizan y ven el impacto en determinadas políticas públicas.

-¿Cómo fueron tus primeros pasos en este ámbito?

- Fue algo raro, yo empecé por el Twitter. Mariano Blejman que hoy es un fellow de la Kinght Foundation y en su momento era editor de Pagina/12 largó un twitt con una convocatoria dando a conocer la idea de Hacks Hackers. Automáticamente me interesó, yo siempre he renegado mucho con el periodismo que se hace en la vorágine de lo cotidiano, del minuto a minuto, en las redacciones digitales donde están siempre apurados y no se chequean las cosas. Creía que esto era una forma de repensar el periodismo bajo un paradigma que yo comparto, trabajar con más tiempo y profundidad, donde importa más los porqué y las posibles consecuencias en el corto, mediano y largo plazo. A partir de ahí, empecé a leer un poco más sobre el periodismo de datos, agarré el auto y me fui a Buenos Aires. Comencé a conocer gente que veníamos de un ambiente digital, que compartíamos la ética de internet de que sea abierto, colaborativo, que se trabaje de forma más horizontal, en donde lo que a uno lo motivase fuera el objetivo de cumplir una tarea y verla realizada por sobre una cuestión exclusivamente monetaria. Uno tiene que vivir de esto, trabajé en diferentes proyectos, todos aprendiendo sobre la marcha, y al día de hoy Hacks Hackers está consolidado, con una masa de personas que superan los 1800 como grupo de gente solamente en Buenos Aires. Habiendo realizado ya el Media Party, la mayor feria de periodismo digital mundial. Armamos grupos de trabajo, jornadas y publicamos los resultados.

- ¿Qué opinión tenés del periodismo actual?

- Estamos pasando por el peor y mejor momento de la historia del periodismo. La intervención del gobierno, que sale a pelear el discurso a los medios de comunicación y los sale a cuestionar, permitió que muchas personas que trabajaban como periodistas se les cayera la máscara para pasar a tener la opinión de su empresa. Yo cuestiono que no se diga. El mejor diario de la Argentina es La Nación, no sólo porque está bien hecho, sino que ideológicamente también: es conservador, de derecha, apoya el libre mercado. Lo mismo te pasa cuando ves Página/12. No así con Clarín u otro tipo de diario que siempre se excusaron en la objetividad, ya que es la mayor mentira que puede existir: todos somos subjetivos, tenemos una opinión y estamos entrecruzados por una formación y una crianza. Esa caída de las máscaras es lo más positivo. Lo malo es que el gobierno, en esa búsqueda de poner en entredicho a una corporación como la periodística, que tiene sus falencias y corrupciones, terminó devastando la credibilidad de una profesión totalmente necesaria en una sociedad democrática, en un Estado de Derecho. Que las personas tomen decisiones a partir de una decisión veraz y creíble. El periodismo ha sido herido de forma grave, y para volver a recuperar la credibilidad se va a tener que trabajar muchísimo. Y una forma de recuperarla es armando proyectos de periodismo de datos, trabajás sobre datos objetivos que después vos tratás de forma subjetiva. Se parte de un dato duro, tal y tal cosa funciona por éste motivo, nosotros tenemos que ver qué es lo que generan esos datos en otras cuestiones, darle la parte de historia de vida. Creo que también el periodismo tradicional tiene una forma de estructurar la noticia que nos  corresponde más con la forma de acceder a la información hoy en día. La primicia está en las redes sociales, y seguir queriendo disputarles las primicias es una decisión equivocada. El periodismo tiene que intentar una selección de temas, trabajarlos durante un tiempo mayor, el diferencial del periodismo va a estar en darle sentido a las cosas que suceden. Contarlas las cuenta cualquiera, la gente sabe cómo se escribe para una red social sin ser periodista, hay un montón de saberes que manejábamos como profesionales que hoy a través de Internet los sabe mucha gente. Hoy se lee y escribe más que nunca, le permitió a mucha gente una gimnasia que entiende cómo una foto le suma contexto a una frase en Twitter. Entonces uno no puede ir en contra de éso, se tiene que adaptar. Una forma es escribir de otra forma, hacer textos más largos pero con mayor narrativa que incluyan herramientas multimedia y atraigan al lector a los medios. El tratar de hacer entender porqué sucede lo que sucede.

 Además, Clerici aseguró que los periodistas tienen que estar preparados para manejar otro caudal de información para mostrar a la audiencia, utilizando “otros formatos, como la plataforma multimedia”. Los puntos más importantes a tener en cuenta están estrictamente ligados a la aplicación de las nuevas tecnologías a la hora de redactar un artículo periodístico.

-¿El consumidor es más exigente en estos días?

- Es difícil entenderlo como consumidor, lo plantearía como un prosumidor. No sólo consume sino que produce. Y como el usuario que hoy vive constantemente entre una vida offline y una online tiene una posibilidad de acceder a conocimientos en donde, si vos no estás preparado y no argumentás de una manera potente lo que querés comunicar, es muy fácil que te cuestionen. Ahí es donde vos tenés que estar preparado. Es algo muy propio de Internet. Hay que generar un producto atractivo que atienda a las exigencias del nuevo lector o audiencia de un medio de comunicación.

- ¿Cuáles son las claves para el periodismo en el futuro?

- Trabajar de forma más honesta, intentar generar proyectos periodísticos por fuera de las estructuras tradicionales. El tema es cómo sobrevivir con esto, cómo generar un modelo de negocio que te permita hacer buen periodismo y a su vez vivir medianamente bien de lo que hacés, que es muy difícil. Trabajar en las estructuras tradicionales implica estar atado a diferentes intereses al medio de comunicación donde trabajás, sería muy ingenuo no verlas. Los medios tienen intereses, defienden intereses, a personas que les pagan muy buen dinero por pautas publicitarias. Esto ocurrió toda la vida, aunque pese a eso hay que seguir apostando a un periodismo de calidad. Que se va a dar en estructuras más pequeñas y mucho más horizontales, donde se comienza a comprender que no somos dueños de la verdad ni que somos el cuarto poder.

 

 

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