¿Quién dijo que los jóvenes no leen?

07.06.2013 13:43

La literatura, así como la sociedad, evoluciona con los años. En estos tiempos modernos los adolescentes lectores no sólo encontraron nuevas formas de hacer presente a los textos dentro del mundo cibernético, sino que también descubrieron como ser protagonistas de la literatura moderna.

(Por Mailen Salemme) En la actualidad los niños y jóvenes viven en un mundo audiovisual. Es por eso que se llegó a la conclusión de que no leen. Pero como es costumbre en este mundo, todo se generaliza y no se tiene en cuenta la cantidad de chicos que encontraron en internet una nueva manera de relacionarse con la literatura. Si bien se perdió la esencia de leer un libro impreso en papel y poder recorrer sus hojas con las manos, también se incrementó notoriamente la posibilidad de acceder a textos de todas partes del mundo, que pueden obtenerse de manera fácil y enriquecedora.

Desde la infancia los chicos están rodeados de historias fantásticas: El ratón Pérez, El hada madrina, Los tres cerditos, Manuelita y miles de historias inventadas para que los niños se sumerjan en un mundo de fantasía. Ese mundo que todos extrañan una vez que comprenden que en la realidad no existen los “Había una vez...”. En ese baúl de los recuerdos también quedaron guardados los stickers, las figuritas que se cambiaban en el recreo al compás del “late, late, nola, late” y los libros de pintura llenos de historias que colorear. Desde que nacemos estamos vinculados de alguna forma o de otra a la magia que esconde la literatura.

Pero a medida que van creciendo, muchos jóvenes se olvidan de esas historias. Las que los transportaban a un mundo increíble y lleno de magia, aunque a veces aparecía algún que otro monstruo que siempre era vencido por el héroe. Quien antes de llegar al final rescataba a su princesa de todo peligro. Muchos de esos jóvenes son cautivados por la realidad, se aburren de las letras o, lo que es peor, se avergüenzan de confesar que son lectores por miedo a las burlas de los demás.

Pero hay un grupo de jóvenes, los más valientes, que no temen decir que son amantes de ese fantástico universo lleno de historias de todo tipo. La literatura juvenil está llena de adeptos, y hay chicos que leen a Borges con la misma pasión que un adulto. Pero hay una nueva “categoría” dentro de este grupo: la ciberliteratura. En ella no hay límites de edad, sino mentes creativas de todas las edades. Lo cierto es que es una literatura no convencional y digna de la posmodernidad. También está ese grupo de jóvenes que no se conforma sólo con leer sino que quieren ser parte de la literatura y crear sus propias historias. Ahí es donde entra en juego una nueva categoría dentro de esta ciberliteratura conocida como “Fanfic”, que se denomina como la contracción de fanatismo y ficción.

En esta novedosa forma de literatura los jóvenes crean historias a través de personajes y situaciones cuya propiedad intelectual muchas veces se encuentra en un dominio privado. En lugar de crear nuevos personajes toman personajes de otros y les crean historias. Muchas veces reescriben relatos de sus héroes, personajes de series famosas, de sagas como "Crepúsculo" o "Harry Potter" e incluso de cómics y animés.

Son miembros de “fandoms” (grupos de fans que comparten un mismo gusto personal) y quieren ser participantes activos del mismo por eso buscan su colaboración a través de la fanfic. Muchas veces no están satisfechos con la historia que estos personajes ficticios tienen dentro de la serie de televisión, película o libro y buscan expresar sus deseos de esta manera. Y otras veces, sólo quieren escribir pero no saben o no pueden crear personajes y situaciones propias por eso redactan y trabajan sobre lo que ya existe y conocen. Por otra parte, las nuevas generaciones están habituadas a las lecturas fragmentadas, cosas cortas que pueden leerse en una pantalla y transportarse fácilmente en dispositivos electrónicos como tablets o celulares.

Nadie gana plata con esto, es sólo una manera que encuentran los jóvenes de expresarse y poder formar parte de la literatura moderna. Tampoco se producen daños a los derechos patrimoniales ni editoriales. Es una forma de entretener. Una manera moderna que acerca a la gente a la lectura, a la escritura, al intercambio de culturas, ideas y críticas constructivas gracias a la opción de poder dialogar y comentar sobre las historias publicadas.

 
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