Propias experiencias para las nuevas generaciones

15.05.2013 23:13

 

Junto al río se encuentra el Centro de la Juventud, sobre calle Belgrano y San Martín. Punto de encuentro y aprendizaje de las nuevas generaciones rosarinas. Además, la dirección de juventudes cuenta también con anclajes barriales en toda la ciudad para que los jóvenes puedan disfrutar su vida plenamente y proyectar su futuro.

(Por Sabrina Benitez | Alina Dondo)En los años 90 la costa central de Rosario estaba amurallada, la ciudad le daba la espalda a la vida del Río Paraná. Con la llegada de Hermes Binner a la intendencia se decidió buscarle una salida a esto y se comenzaron a usar los galpones pertenecientes al ex puerto con fines culturales y sociales. Al ubicar el Centro de la Juventud en esta zona se dio el puntapié inicial al proyecto. Años antes este departamento estaba ubicado en Rioja y Moreno, y se originó por la fusión del Centro de Adolescencia y el Departamento de la Juventud a partir de 1989.

Con el paso del tiempo se le fue dando vida a cada uno de los galpones, todos con una especificidad distinta pero directamente relacionados con los jóvenes de la ciudad. En el 2011, la actual intendenta Mónica Fein le dio el rango de Dirección de Juventudes. Ésta depende de la Secretaría de Promoción Social, es por esto que cada una de las actividades organizadas están vinculadas a la inclusión social de chicos en situación de vulnerabilidad.

El Centro de la Juventud no sólo actúa como espacio físico en los galpones sino que también se trata de una institución que tiene diferentes anclajes barriales. Es decir, hay más de treinta centros de convivencia barrial municipales en zonas vulnerables de la ciudad. El coordinador general del lugar, Guillermo Lasala apuntó: “Se trata de espacios para jóvenes que organizamos nosotros desde acá y se desarrollan allá”.

Desde la dirección se ofrece un amplio espectro de actividades que van desde variados talleres pasando por cursos de orientación vocacional, de herramientas laborares, de oficios y de promoción social. Además, se realizan jornadas lúdico interactivas que tienen como objetivo acercar a los jóvenes a la discusión y participación de temas que los involucran directamente para que logren descubrir su identidad a nivel social y personal.

Por parte de los cursos de orientación vocacional, el coordinador general recordó: “Fue la primera propuesta cuando se creó el departamento y la venimos sosteniendo hace 25 años”. Es un espacio colectivo para poder descubrir la profesión y “saber qué hacer con ella”. Estos están pensados para compartir experiencias y vivencias que sirvan como herramientas a la hora de pensar en un proyecto de vida a futuro. “Son ocho clases de dos horas en grupos de diez a quince chicos con diferentes instancias individuales y colectivas de lo que es el test vocacional”, aclaró.

Asimismo, el coordinador explicó que para reunir a los jóvenes utilizan una convocatoria “abierta y masiva”. Las redes sociales junto a los medios de comunicación masivos cumplen un papel importante en la difusión de las actividades aunque el centro en sí mismo tiene su propio reconocimiento por parte de la juventud rosarina.

En referencia al anclaje barrial la difusión se realiza a través de los centros de salud, de convivencia y comunitarios; polideportivos; colocando afiches y recorriendo casa por casa. En cada barrio se desarrolla una estrategia en función de sus realidades. Así fusionan una convocatoria que va de lo general a lo particular según al público que estén destinadas las diferentes actividades.

“Los jóvenes son muy receptivos a las iniciativas que uno propone. Cuando se los convoca y se habilita el espacio ellos lo aprovechan y se suman”, precisó Lasala. Del mismo modo agregó que muchos de los que llegan al centro de calle Belgrano son chicos de barrios y no de la zona más cercana al lugar ya que “estos generalmente asisten a clubes y actividades pagas”. Cada una de las iniciativas lanzadas por el Centro de la Juventud son totalmente gratuitas y sin plazos de inscripción para chicos de 13 a 25 años.

Además de los talleres (ver aparte) durante el año se realizan muchas actividades temáticas o conmemorativas. Como ser el caso del día de la memoria, las vacaciones de invierno o el día internacional de la juventud en agosto. Sin embargo, ésta no es la única función del centro sino que también cuenta con una parte “no tan simpática” como es la asistencia en la drogadicción, la salud mental y otras cuestiones derivadas de los juzgados.

Desde el centro, en articulación con otros organismos del Estado, se encargan de la parte jurídica y legal de los jóvenes que están judicializados o en conflicto con la ley. Es decir, se ocupan de la libertad condicional de chicos que han cometido robos u homicidios. Respecto a esto, Lasala aclaró: “Es una parte de la Dirección que uno por lo general no cuenta pero es la más complicada y trabajamos todos los días en ella”.

En conclusión, el Centro de la Juventud es un lugar de esparcimiento donde los jóvenes pueden ir a realizar talleres de guitarra o baile, entre otros. Pero fundamentalmente, es un área que trabaja diariamente en la inclusión de los jóvenes más necesitados y vulnerables. Con el aval de la Secretaría de Promoción Social se encarga de la difícil tarea de insertar en la sociedad a quienes están rodeados de necesidades y carencias y muy alejados de la educación, el trabajo y una vida digna.

Para esto es esencial comprender a los jóvenes desde su complejidad, es decir, entender a la juventud como juventudes, rescatar la diversidad cultural e incorporar la heterogeneidad social en la construcción de estas políticas. Ver a la juventud como una etapa plena de la vida, tal es así que contiene elementos sustantivos que ofrecen posibilidades de ser, de pensar y de actuar propios que permiten, de este modo, importantes grados de experimentación, creatividad, movilidad y participación.

Objetivo principal: inclusión social

Guillermo Lasala manifestó que al depender de la Secretaría de Promoción Social y pertenecer a un gobierno socialista la dirección de juventudes está atravesada por la perspectiva de inclusión social. El trabajo que realizan fija como prioridad a los más vulnerables, es decir, aquellos jóvenes que están más afines a problemas de consumo de drogas, violencia, redes delictivas y narcotráfico. Esta inclusión se desarrolla fundamentalmente en los barrios más bajos ya sea desde lo laboral mediante capacitaciones de oficio, emprendimientos y entrenamientos hasta lo educativo con el regreso a la escuela, la permanencia y nuevos trayectos de enseñanza más allá de la institución.

“La inclusión es un recorrido que tiene que ver con el empoderamiento personal, con procesos subjetivos de cada persona y con la posibilidad de acceder a los derechos pero también de tener las herramientas para ejercerlos”, aseguró Lasala. Por otro lado, agregó que este camino no se da de un momento para el otro ya que se intenta insertar laboralmente a los jóvenes a través de emprendimientos o conectándolos con empresas contratistas. “Si le das un derecho, lo incluís y después no le das la posibilidad de trabajar, no sirve de nada -continuó-. Construir un proyecto de vida supone un ejercicio muy amplio y de mucho tiempo”.

En cuanto al funcionamiento de estas iniciativas Lasala sostuvo que el impacto es alentador puesto que “muchas veces los chicos logran descubrir cuáles son sus propias herramientas subjetivas para enfrentar la vida”. Cuestionó: “No es darle todo solucionado, no es decirle ‘bueno vos no tenés trabajo te doy una beca, un plan’. Eso sería muy clientelar y asistencial que es lo que nosotros como gobierno no compartimos”.

Como ejemplo directo de estos proyectos, el año pasado la dirección de juventudes hizo un convenio con el sindicato de árbitros de básquet y fútbol para capacitar a jóvenes de zonas vulnerables. “El curso lo hicieron sesenta chicos y hoy todos están trabajando en ligas menores”, remarcó. De esta forma, el trabajo ayuda a estructurar la vida a las personas, mirar para adelante y ver con más proximidad un futuro mejor alejado de las redes delictivas.

 

Presupuesto participativo joven

Desde el 2005 existe la metodología de presupuesto participativo joven en la cual, meses antes de la votación final, cada distrito lleva a cabo asambleas formadas por chicos de 13 a 18 años que eligen a un representante para la constitución de un concejo conformado por todos los distritos. Los concejeros elaboran y discuten los proyectos propuestos en las asambleas.

El PP Joven 2013 consiguió un aumento del 300 por ciento con respecto al año anterior por lo que los jóvenes rosarinos tuvieron un millón y medio de pesos para las iniciativas elegidas. Se dividió en 250 mil pesos para cada distrito. “Por lo general, los distritos suelen presentar entre diez y veinte proyectos -calculó Lasala-. Depende como ha sido el año de trabajo en relación a los concejos de participación”.

Sumado a esto, comentó: “A nosotros nos llegan los proyectos más votados y los implementamos en la fecha que indican, por eso hay muchos talleres que fueron votados en el PP que ya están en marcha en los galpones”. Por otro lado, anticipó que para el PP Joven que será votado este año con vistas al 2014 se planea firmar un convenio con el Ministerio de Educación de la provincia con el fin de que participen de la votación los jóvenes de tercero, cuarto y quinto del secundario de todas las escuelas.

Entre los proyectos más destacados de este año se encuentran aquellos que tienen que ver con el cuidado de la salud y del medio ambiente. Además, recorridos gratuitos por los puntos turísticos de la ciudad y por fábricas para aprender más sobre sus funcionamientos. Por último, se destacan dos charlas de primeros auxilios y derechos de los jóvenes.

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