Plataforma Lavardén: magia y entretenimiento

06.05.2013 21:30

Un edificio histórico renovado para que tanto grandes como chicos disfruten del arte, los encuentros y los pasatiempos.

 

(Por Sabrina Benítez) En el año 1925, proyectado por el arquitecto Durán y ejecutado por Candia e Isella, se construía en la esquina de Mendoza y Sarmiento el edificio de la Federación Agraria Argentina (FAA). Con la crisis de los años 30 la FAA tuvo que dejar el lugar por no poder pagar el  ­préstamo pedido al Banco Hipotecario. Luego de ser utilizado por dependencias nacionales, en 1944 el edificio fue transferido a la provincia como sede de gobierno. Finalmente, en 2008 el Ministerio de Innovación y Cultura restauró el espacio dándole el valor patrimonial que merece. Conservando su estilo afrancesado en su fachada e interiores actualmente el edificio alberga a la Plataforma Lavardén . Un proyecto que busca atraer al público de toda la provincia con sus propuestas culturales para todas las edades.

En la planta baja, donde alguna vez estuvo el Museo Agrícola, se encuentra hoy la Sala de las Miradas. Un salón que suele cumplir varios roles. A veces pueden verse muestras, otras ferias, podría decirse que tiene múltiples usos según lo dispongan las actividades programadas. A su vez, en esa planta se ubica El Cafetín, un pequeño bar donde se puede desayunar, almorzar o merendar acompañado de un poco de cultura.

Además, en el mismo piso no puede olvidarse el Teatro Auditorio, siendo éste el principal y más tradicional espacio dentro del proyecto. La sala, caracterizada por su tamaño, que genera calidez, fue inaugurada en 1927. En aquel momento era un cinematógrafo y desde aquellos tiempos conserva las pintadas de Alfredo Guido en el techo. Si bien hay algunas presentaciones actorales o musicales que se presentan en otros espacios del lugar, éste es el principal para esas ocasiones.

Dejando el primer piso para más adelante, se llega al segundo, llamado Cuartos Crecientes. Salas de ensayo y aulas son las que completan este nivel. No hay mucho a simple vista. Pero si se levanta un poco la mirada, en el centro de las acaracoladas escaleras una lluvia de paraguas le da ese toque especial a la seriedad de los cuartos crecientes. En las dos plantas siguientes están las oficinas del Ministerio de Innovación y Cultura.

Un poco más arriba, llegando al quinto hay más salas de ensayo, cocina, residencia y un gran salón, que fue el comedor de la Federación Agraria y que tiene ahora múltiples usos. En aquella planta, al igual que en el segundo piso, es donde se dictan los seminarios planificados para el lugar y muchos de los llamados trayectos anuales y trayectos cortos que dicta Plataforma Lavardén.

En el nivel más alto del edificio están el departamento tecnológico y la terraza. Esta última es también muchas veces el lugar elegido para algunos espectáculos. Claro está, cuando el clima lo permite. Este es el último piso del edificio, pero no el final del recorrido: no hay que dejar de lado a los subsuelos, en el extremo opuesto del edificio. Allí están las Bodegas de diseño y producción, donde se realizan algunos talleres de oficios y diseños.

Ahora sí el primer piso, un lugar que a simple vista no muestra mucho pero donde, sin embargo, hay más de lo que parece. La Galería de los Roperos guarda una especie de magia, un toque de misterio. Sin dudas es una planta llena de secretos. Pueden verse siete puertas a lo largo del pasillo que conforma el primer piso. Este piso es especial para el entretenimiento, la diversión y los juegos.

La primer puerta transporta a una sala de lectura. Por donde se lo mire, el pequeño cuarto está repleto de libros. Apilados formando una mesita o cubriendo la pared se ven las amarillentas hojas de los libros gordos que hay en esta sala. Pero el recorrido continúa. La segunda puerta lleva a una sala de estar. Un termo y un mate en la mesa parecen ser el retrato habitual de ese pequeño mundo mágico. Y, si se mira con atención, dentro del mismo cuarto hay algunas puertas rojas.

Verlas cerradas le da suspenso al visitante que nunca antes había entrado. Detrás de éstas hay mensajes, desde frases de Manzanero hasta citas de Borges. Pero un murmullo llama la atención. Se escuchan voces en ese espacio solitario. Al abrir otra de las puertas rojas, el enigma de los ruidos se descubre: una sala de video, oscura, con luces muy bajas y algunos cubos donde sentarse. De frente un televisor con una escena de la tradicional Esperando la carroza. Un lugar muy tranquilo para pasar a ver una película.

La tercer puerta de estos mágicos roperos lleva a una sala pequeña donde un gran espejo rodeado de lucecitas es lo que más llama la atención. Parece el camarín de un teatro. En el piso, todo tipo de zapatos junto a un gran baúl repleto de disfraces.

El siguiente espacio tiene dos entradas. Desde el pasillo no se distingue pero los roperos cuatro y cinco llevan a un mismo lugar. La sala de pasatiempos es amplia e iluminada. Las paredes parecen puzzles y en mesas blancas rodeadas de banquitos en forma de pieza de rompecabezas están los pequeños fragmentos de cartón esperando ser armados para mostrar qué esconden. A simple vista algunos resultan muy difíciles. Sin embargo, no se olvidan de los pequeños, con juegos más simples para que también puedan disfrutar del espacio.

Antes de pasar por la sexta puerta, se escucha un suave ping pong que le quita el misterio al cuarto. Tal como se esperaba, en la sala hay dos jóvenes jugando tenis de mesa, uno de los tantos esparcimientos del Club, que incluye metegol, un sapo y hasta una cancha de bochas. Mejor no molestar a los deportistas, a seguir con el próximo cuarto.

¿A dónde llevará el último ropero? Una melodía lenta le da paz al lugar. La calesita está en el centro y si bien es un juego para niños, también es un lugar perfecto para una joven actriz que buscaba sacarse algunas fotos. Tampoco hay que interrumpirla.

Ahí termina el recorrido de este piso, un espacio mágico para grandes y chicos. Para los que le gusta el teatro y la actuación pero también para los que prefieren los enigmas o la lectura. Plataforma Lavardén es un espacio interesante para recorrer y, por qué no, participar de sus cursos y actividades. Así que todo aquel que quiera ver algo de magia no olvide pasar por la Galería de los Roperos. Ya saben dónde queda.

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