La culpa no es del pajarito, sino de quien le da de comer
03.07.2013 17:07
Twitter es un medio de transmisión de información, pero no genera noticias. El periodista debe ser el encargado de chequear y ampliar las publicaciones.
(Por Gisel Morón) En los últimos cinco años las redes sociales han tomado un espacio importante en la cotidianeidad de cada ciudadano. Con 900 millones de usuarios en Facebook y más de 200 millones en Twitter, las redes se posicionaron como nuevo método de recepción de información. Si bien postear en Facebook o compartir un video en YouTube se han constituido en actividades rutinarias, es Twitter el que contiene más caudal de información. En ese marco, los periodistas no quedaron exentos de esta nueva forma de contar las noticias a través de la red de los 140 caracteres, que no deja de crecer.
Lo que se puede observar a partir de esto es que el ecosistema del periodismo, con la televisión, la radio, y el diario ha cambiado. Hoy existe un mundo puramente digital al cual los reporteros se tuvieron que amoldar. Sin ir más lejos, en la ciudad hay un mayor contacto con los periodistas y programas televisivos y radiales que salen al aire, a partir de la relación que tienen con estas redes sociales, que produce una relación más directa con el espectador. “Son herramientas que debemos utilizar para potenciar nuestro trabajo”, reconoció el periodista Jorge Salum, prosecretario de redacción del diario La Capital. Actualmente, el público nuevo no consume diarios de papel, y los más nuevos tampoco están consumiendo medios digitales, sino que se informan mediante estas redes. De la misma forma Salum agregó que la noticia llega a la gente con mucha más rapidez que los portales web, por lo que uno debe utilizarlo como fuente de información pero siempre con responsabilidad.
La tarea que realiza el periodista es más que importante ya que conlleva esta responsabilidad social porque está destinada al conjunto de la sociedad. “La función del periodista es hacer llegar las noticias a los ciudadanos de la manera más fiel posible y con el mayor respeto de los principios relacionados con la ética periodística”, aseguró Alicia Simeoni, secretaria adjunta del Sindicato de Prensa Rosario (SPR). Tomando como principio más importante el compromiso con la verdad, entra en discusión la utilización de estos medios para estar en contacto con los usuarios constantemente y de la forma en la que se lo realiza.
Estas nuevas tecnologías han modificado las relaciones que se establecen con las fuentes de información. Si bien la tarea continúa siendo la creación de agendas, antes se generaba un contacto más directo con cada fuente. “Esto ha sido borroneado en tanto las fuentes producen cosas que a nosotros nos interesan pero en vez de recurrir al profesional lo publican en internet, quedamos a merced de observar estas prácticas que antes no tenían”, señaló Orlando Verna, profesor de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). De todas maneras sostuvo que siempre hay que tener en cuenta el contrato periodístico y ético que uno establece con la fuente, que en esta nueva forma de contar las cosas se ve afectado. Por lo que agregó: “Este contrato se ve disuelto porque se aborda la información cuando ya está publicada, yo no me puedo hacer cargo de un tweet y reproducirlo como si fuese información periodística”.
Indudablemente Twitter se volvió un elemento de consulta, considerándoselo como generador de gran cantidad de información. Pero no todo puede convertirse en información periodística, está en el profesional “separar la paja del trigo” y decidir qué noticia publicar. “Para esto –consideró Verna- debe pasar por el tamiz de la práctica periodística, es decir que hay que chequear la información con otras fuentes y después publicar con todas las de la ley”. Aunque sí existe una gran falta de responsabilidad por parte de los profesionales que utilizan este medio para compartir publicaciones no corroboradas. “Circula mucha información basura, que por ahí uno toma y publica sin consultar las fuentes. En los últimos tres años se han cometido errores muy grandes”, reflexionó Salum. Esto genera una destrucción del único patrimonio periodístico: la credibilidad. Además de la profesionalidad de cada uno. “Estamos destruyendo nuestra propia profesión y si nosotros no la cuidamos no la va a cuidar nadie, hay que acotar la cuestión, si no pareciera que sólo reproducimos sin chequear y eso no es así”, reflexionó Verna.
De esta forma queda en evidencia que las publicaciones quedan bajo responsabilidad de cada persona. Está en el profesional mantener su credibilidad intacta. Para esto es necesario utilizar de la mejor forma estas plataformas y saber a quién seguir y en quién confiar. Todo esto tiene que ver con la instantaneidad e inmediatez con la que se difunde una información que lleva a hacer las cosas cada vez más rápido y con tal de tener la primicia nada importa. Se perdió la rigidez periodística, y hoy se publica cualquier información ya que estas nuevas plataformas permiten eliminar los comentarios. Borrar con el codo lo que se escribió con la mano.
Si bien esto es una suma de cosas que generan miedo a aquellos que todavía no han pasado por esta experiencia hay que reconocer que Twitter brinda una mayor posibilidad de información y actúa como agencia de noticias, a partir de la cual los usuarios están constantemente interactuando con los informadores. Es por eso que Jorge Salum reconoció que, más allá de que se genera una reticencia en los periodistas más antiguos, es necesario que comiencen a utilizarlo. “Los periodistas debemos apuntar a esto para generar nuevas fuentes de información y sobre todo estar en un intercambio constante con éstas”, amplió. Por su parte, Verna aclaró: “Son cosas muy nuevas a las que nos vamos acostumbrando, y aprendiendo en el camino. No es un problema, sino que hoy obtenemos más información, sólo hay que decidir por cuál optar”.
Con la masividad que adquirieron las redes sociales en los últimos años quizás hasta están quedando relegadas las propias páginas web de cada medio. Por lo que Salum consideró necesaria una formación periodística para especialistas en estas nuevas plataformas, que no estén compartiendo links, sino produciendo información en esos 140 caracteres. Sumado a esto, “que estén en contacto directo con los usuarios y no generen una bajada de línea sino interactuar de igual a igual”, apuntó el prosecretario de redacción de La Capital.
Desde el Sindicato de Prensa de la ciudad se considera un desafío muy importante afrontar estos cambios, y apuntan que lo más adecuado es una autoregulación. “Esto tiene que ver con una mayor formación profesional y de su sentido ético al momento de brindar una información. Confiamos más en la educación y convicción que en la acción punitiva y el castigo”, concluyó Simeoni.
Lo que queda en claro es que a medida que pasan los años van apareciendo nuevas tecnologías a las que hay que amoldarse para mejorar el trabajo periodístico. Sería descabellado echarle la culpa a Twitter y considerarlo nefasto, porque sólo es una herramienta. La responsabilidad de esto queda en cada usuario y en el objetivo profesional que éste posea. Ante la ausencia de una reglamentación para esto, es necesario generar debates para poder mejorar su utilización.
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