El pánico y sus efectos

24.04.2013 15:46

Vivir a mil por hora

(Por Gisel Morón) En el último tiempo la sociedad se presenta cada vez más hiperactiva. Se están produciendo problemas y cambios que llevan a una vida muy agitada de los ciudadanos. Estos ya no tienen tiempo para realizar sus cosas y viven apurados. “Las personas están demasiado ansiógenas, todo el tiempo hiperactivas y no se produce una regulación, nunca se realiza un corte”, aseguró la psicóloga Ana Carolina Parisi. El estrés y la aceleración que hay en el mundo tiende a decantar en una acumulación de ansiedad que puede expresarse a través de un ataque de pánico. Esta crisis se produce sin aviso previo, de manera repentina. Se desencadena sin motivo aparente, pero son frecuentes los antecedentes de estrés antes del primer ataque.

El ataque de pánico es un trastorno de ansiedad, se lo conoce como la aparición temporal y aislada del miedo o de malestar intenso que se inicia bruscamente y alcanza su máxima expresión dentro de los primeros diez minutos. En ese momento la persona que lo padece experimenta terror y un miedo muy profundo. “Siente que la realidad se vuelve ficticia, el entorno se convierte en algo carente de sentido, entonces entra en un estado de desesperación”, reconoció Ariel Kaller, psicólogo y reikista. Además se genera una sensación de muerte en la que el ser se siente desvalido porque también percibe una desconexión con su realidad. Esto va acompañado de una serie de síntomas que generan una gran preocupación en la persona. Los más frecuentes son las palpitaciones o taquicardias, la sensación de ahogo, la falta de aire, náuseas y mareos. También se presentan escalofríos o sofocaciones, acompañados de un miedo a morir o a perder el control y volverse loco.

 En ese sentido, Parisi consideró que este trastorno tiene tres ejes: “Un componente cognitivo, que está relacionado con los pensamientos que aparecen estimulados; una parte comportamental que tiene que ver con un determinado lugar o situación, que genera miedo, y una cuestión fisiológica vinculada a los síntomas. A partir de acá comienza un círculo vicioso en donde estos tres aspectos se alteran y se combinan generando un alto nivel de ansiedad”.  De todos modos, el diagnóstico suele hacerse cuando las crisis son reiteradas y producen un cambio significativo del comportamiento del sujeto junto a un estado de permanente preocupación ante la posibilidad de que aparezcan nuevos desequilibrios.

 Existen diferentes formas de tratarlo. Desde la psiquiatría se va a apelar, además de la escucha, a la medicación para reducir los niveles de ansiedad. Por otra parte, desde lo psicológico se trata de establecer cuáles son las causas de este desbordamiento, si bien un cierto grado de ansiedad es parte normal funcional de la persona, cuando ese nivel sobrepasa un cierto límite se vuelve nocivo. Frente a estos casos, Parisi lleva adelante el tratamiento cognitivo-conductual. “Este procedimiento es más breve, mucho más acotado y directivo. Trabajás sin ir a lo anterior, te dirigís directamente al problema actual”, señaló. Este método enseña a las personas a enfrentarse a los ataques de pánico de una manera diferente, y muestra las formas en que se puede reducir la ansiedad. Tanto la medicación como la psicoterapia pueden ser muy eficaces. Para muchos pacientes, una combinación de medicación y psicoterapia puede ser aun más eficaz que solo uno de los dos tratamientos.

 Por su parte, Kaller lleva adelante otro tipo de terapia, no convencional y no poco conocida. “Mi manera de conceptualizar empieza por como yo entiendo al ser humano”, manifestó el especialista. De esta forma explicó que comprende al hombre como un ser que habita simultáneamente en tres dimensiones: la dimensión del cuerpo, denominada física; la otra fase mental, que es la psiquis; y una tercer parte espiritual. “Siempre la espiritualidad fue tema de la religión, entonces está faltando conocer esta parte del ser humano para poder entenderlo y que tiene que ver con la energía llamada vida”, asintió Kaller.

 De esta forma reconoció que su forma de trabajar ante estos hechos es teniendo en cuenta la tercer dimensión, involucrando la parte espiritual a través del reiki. Este es un método de relajación y bienestar que ayuda a encontrar el equilibrio, liberar el estrés y recuperar la energía. El psicólogo reconoció: “A través de esto, estimulando la energía espiritual, logré trabajar con personas con trastorno de pánico sin tener que recurrir a una medicación”. Asimismo, asintió que se utiliza este procedimiento como terapia complementaria y que esto no quita la necesidad de una psicoterapia, para descubrir cuáles son los motivos  y las ideas que llevan a desencadenar ese problema.

 Además reiteró que hay una falta de desarrollo espiritual en general que se debe a la ruptura generada en algún momento histórico entre la ciencia y la religión. Esto llevó a un vaciamiento emocional, por lo que el analista comentó: “La muerte genera mucho temor y desconcierto, no hay una preparación para entenderla como un paso a otra cosa desconocida, mística. No existe una idea espiritual superior que de alguna manera provea identidad para calmar esos estados”. En cuanto a la aceptación de esta terapia complementaria expresó que es buena, ya que se considera un profesional con formación académica, y resaltó que no es un “charlatán”. Por lo que enfatizó que, lo que realiza, él lo experimentó antes y está convencido de que es una realidad. “Yo les digo a mis pacientes que no es cuestión de que me crean, sino de que prueben y se fijen qué sucede”, resaltó.

 Cabe señalar que este sistema es un ofrecimiento abierto y cada paciente elige si lo realiza o no.  “Yo no creo que sea una cuestión de creer, sino de vivir, de experimentar. Así se dan cuenta lo que les pasa, sienten la energía que está dentro de su cuerpo moverse, expandirse, sanar cosas internas y movilizar ideas”, amplió Kaller. Sin embargo aclaró que no es fácil tomar esa postura porque considera que mucha gente no está de acuerdo. Además cree que se está generando una revolución en el campo espiritual, pero mucha gente que trabaja en él no ha tenido una formación, y lucran con la ignorancia de la gente. “Es un terreno en el que hay mucho temor de involucrarse, porque es muy difícil separar la paja del trigo y saber qué personas son realmente despiertas y son capaces de comprender y trabajar con el espíritu humano, de aquellas que simplemente tejen un engaño para beneficiarse a sí mismos”, sostuvo el profesional.

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