“A la juventud le cuesta pensar más allá del fernet con coca”
31.05.2013 17:08César Moreno, profesor experto en cata de vinos, contó la relación que tienen los adolescentes con esa bebida. Además remarcó las bondades que él encuentra en cada trago y aseguró que existen dos momentos a la hora de probar: “Uno para examinar y otro para disfrutar”.
(Por Damian Balceda) El alcohol y los jóvenes es una temática que no puede escapar a la realidad que atraviesa la sociedad actual. El consumo de bebidas de ese tipo se convirtió en un ingrediente infaltable en la vida de los estudiantes. Por eso parece oportuno tomar la opinión de un experto, el profesor César Moreno, sommelier especializado en la degustación de vinos.
-¿Los más chicos se acercan ahora con más fervor al vino?
El vino nos convoca. Si bien a los jóvenes les cuesta pensar en otro espectro más allá del fernet con coca, estoy seguro que esta bebida tiene mucho para darles. En realidad se han acercado siempre y ahora, casualmente, se está viendo una vuelta más intensa hacia ese placer.
-¿Existen otros productos que merezcan un análisis?
En realidad no, se trata de algo muy particular, que merece una cata muy minuciosa. El vino es especial desde tiempos remotos. Por ejemplo, los griegos tenían un Dios designado para la vid, pero no para leche, siendo un alimento tan importante para el ser humano. Eso te da una pauta de la idolatría que existía hacia el vino, que en ese caso estaba justificada en la figura de Dioniso (https://es.wikipedia.org/wiki/Dioniso).
-¿Qué tiene entonces de particular?
Permite desarrollar la cultura y a mi gusto es lo mejor para acompañar comidas. La ductilidad que tienen las diferentes clases de vinos, ayuda a que cada persona tenga un abanico enorme del cual poder elegir. Además vivimos en un país productor, Argentina se ubica como el quinto generador mundial.
-¿Cuál es la edad indicada para comenzar a beber?
El ingreso al mundo del vino debe darse cuando uno verdaderamente se enamora. El día que uno encuentre al amor de su vida, no puede invitarla a tomar una birra (risas). Se trata de una bebida delicada que es para compartir y qué mejor que hacerlo con esa persona tan especial. Del mismo modo, no me imagino a un poeta brindando con un vaso de cerveza, eso marca que estamos en presencia de un líquido que se utiliza en situaciones delicadas, por así decirlo.
-¿Los catadores saborean cada trago en su boca?
No, para nada. Ese análisis criterioso, en el cual sacamos conclusiones es solamente un ejercicio momentáneo. Si fuera al revés, y cada sorbo que pasa por nuestras gargantas se inspeccionaría de forma detallada, el vino hubiera aburrido hace rato. Tomar y catar son dos instantes completamente distintos e igualmente hermosos. El primero tiene que ver con el disfrute y el otro está más asociado a la comprensión.
-¿Se trata de un elemento para tomar sólo o con compañía?
Es definitivamente para compartir e interactuar. Las botellas de tres cuarto no están hechas de esa manera porque sí, tienen un significado claro. Según estudios comprobados, el ser humano necesita 375 centímetro cúbicos de líquido para calmar su sed. Entonces esos recipientes dan la pauta que cuando se destapan son mínimamente para dos personas. Aunque en realidad siempre hay más gente a tu alrededor cuando sacás un corcho. Yo lo sintetizo en una frase que argumenta: “El agua divide y el vino une”. Arriba del agua se hacen puentes y sobre el vino nacen las amistades.
-¿Qué podés añadir sobre el consumo responsable? Ya que se trata de un tema candente en los jóvenes.
Todo es bueno sin exceso, es un dicho trillado pero cierto. Cada uno sabe cuando deja de disfrutar de lo que está haciendo. Como profesor en cata de vinos nunca voy a inculcar a mis alumnos la parte mala, solamente me dedico a enseñarles cómo hacer una correcta inspección, después está en ellos escoger lo que les parece conveniente. Cada paladar es diferente del otro. También existe una vida sin vino, pero para mi gusto es aburrida.
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